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FÚTBOL: El Real Madrid sigue sin brillar pero consiguió una nueva victoria

A pesar no brillar, el Real Madrid volvió a ganar, esta vez al Leganés, y se ubicó en el tercer puesto de la tabla.

Hizo aparición el Real Madrid con un once sin Cristiano Ronaldo y con Gareth Bale en el banquillo, quedando solo Benzema como embajador de la BBC. Junto a él, en ataque, Isco. En el centro del campo, ausentes Modric y Kroos, una línea de cuatro con Casemiro, Kovacic, Asensio y Lucas Vázquez. Por su parte Asier Garitano puso de titulares a Siovas, Gabriel, Tito y Omar.

En los aficionados cierta esperanza deseando que se repitiera lo acontecido durante el choque previo entre ambos, una noche mágica para los blanquiazules que terminó en triunfo por 1-2 en el Santiago Bernabéu y el pase a las semifinales de la Copa del Rey.

Comenzó el enfrentamiento con los blancos dominando la posesión pero el acierto lo puso el Leganés, a quien le valió con un lanzamiento de esquina aislado en los instantes iniciales. En la jugada se le aparecieron al Real Madrid los fantasmas del pasado, la misma película de terror con idénticos protagonistas que supuso el tanto con el que perdieron en el Bernabéu semanas atrás.

Ejecutó Eraso y asomó de nuevo imponente la cabeza de Gabriel. Esta vez, en cambio, no remató el brasileño a puerta sino que peinó en el primer palo. Y de entre todos los que pudieron tocar ese balón le llegó el protagonismo a Unai Bustinza, un héroe improbable.

La tocó primero el central con el pie obligando a Casilla a exhibir reflejos y posteriormente se lanzó en plancha jugándose el físico para desviar el despeje de Theo hacia la red. Una diana de pundonor, hasta la fecha su única en la máxima categoría..

No descompuso el revés a los visitantes, que siguieron apostando por la combinación. Y tardaron poco en obtener recompensa. La jugada del empate nació en un despeje forzado de Siovas que capturó Benzema cerca del borde del área. Se acercó Kovacic a recibir del galo y metió un pase entre líneas al interior del área que desvió lo justo Casemiro rumbo hacia Lucas Vázquez. Controló el gallego y, sin apenas oposición, cruzó con acierto a la base del palo.

Apaciguada la tensión le llegó el turno a Marco Asensio con varios minutos en los que desmontó a la zaga del anfitrión. Primero armando una contra que no tuvo consecuencias, luego firmando una excelente acción individual que no acabó en gol gracias a la intervención de Cuéllar y finalmente dejando por el camino a Siovas con un cambio de ritmo por el costado que no supo culminar.

Ese talento en los metros decisivos, el suyo y el del colectivo, hizo claudicar a los blanquiazules. Otra muestra, el segundo tanto. Entre Benzema, Casemiro y Lucas desconcertaron a la defensa con una impecable coreografía al primer toque. Finiquitó el brasileño y asistió, de nuevo decisivo, el español. Una aportación más con la que opositar a la titularidad en el decisivo duelo de Liga de Campeones en París.

Hasta el descanso una pincelada de Isco que acabó en golpeo por encima del larguero e intentos aislados del Leganés por volver al choque a través de córners, cada uno de ellos una dolor de muelas para los madridistas.

Del paso por vestuarios retornaron los locales con dos caras nuevas, las de Mantovani y Rubén Pérez en detrimento de Siovas y Gumbau. Empezaron además a encontrar espacios en profundidad. Como consecuencia de ello aumentaron los acercamientos, que no el peligro, hasta que Beauvue acarició la diana con un impacto en el primer palo que sacó Casilla cuando se cantaba el empate.

Ayudó a ello el bajón de rendimiento de los madridistas, mucho menos cómodos con el esférico en los pies e incapaces de encontrar soluciones arriba. Con el objetivo de darle una marcha más al equipo, miro el técnico al banquillo y encontró a Gareth Bale.

No mejoró el panorama con el galés y tuvieron que seguir los suyos en estado de alerta debido a los intentos ‘pepineros’, el más intimidante un tiro desde la frontal de Rubén Pérez que se fue alto. A partir de ahí, no le dio el físico para más al Leganés y el encuentro se fue diluyendo en beneficio del equipo blanco, que puso el broche al transformar Sergio Ramos un penalti de Gabriel sobre Kovacic.

 

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